La sexualidad de las personas mayores evoluciona progresivamente desde una pulsión involuntaria hacia una mayor ternura y complicidad. Después de 60 años probar no sólo a las emociones intensas, sino también a las “pequeñas felicidades “, sobre todo en el área de la sexualidad. El poder disfrutar de todos los niveles de placer sin, culpabilidad y como recompensa de un trabajo de ambos integrantes de la pareja.
La idea que la sexualidad es incompatible con la adultez tardía esta en pleno cambio. Los individuos en la actualidad, viven mas, están más informados y en mejor salud. los Adultos mayores de hoy se han convertido en consumidores informados y han enriquecido su vida íntima. El levantamiento de algunos tabúes, acompañando los progresos médicos y sociales, les permite vivir más libremente su sexualidad.
Independiente de la edad o las motivaciones, los comportamientos sexuales dependen de una multitud de parámetros que asocian, al psicológico y al social, una necesaria dimensión orgánica. No es posible decir cual de estos factores tendrá más influencia, en la vida sexual de individuo y su pareja.
Deseo, el placer y actividad sexual
El deseo sexual no tiene edad. Por lo tanto, un estudio en USA, en miles de personas mostró que el 55% de las mujeres y el 75% de los hombres de más de 70 años tienen deseos moderados a intensos de tener relaciones sexuales.
En Francia, en 1992, en 5 600 personas de 50 a 69 años, se estima que el 86% de los hombres y el 64% de las mujeres en este grupo de edad tenían por lo menos una relación sexual en los últimos meses y que el 23% y el 11% tenía al menos diez relaciones por mes. Para las personas que viven en parejas, el 78% de las mujeres y el 90% de los hombres informaron haber tenido una relación sexual o más en el último mes.
Estas cifras alentadoras no deben ocultar la realidad de una sexualidad y su cambio con la edad. Los adultos mayores, tienen menos sexo, son menos creativos y en general, menos satisfechos con su sexualidad. Estas diferencias no deben atribuirse únicamente a los efectos del envejecimiento. El peso de las normas socioculturales de cada generación desempeña un papel decisivo.
En la sexualidad de hombres y mujeres, existe un principio de continuidad que se reconoce en la actividad sexual, existe una relación con lo que fue en su juventud. Si la persona desarrollo su sexualidad desde la juventud, este se inclina a mantener un potencial de la seducción y el deseo en la vejez.
Las amenazas a la relación romántica
1). Las deficiencias hormonales que causan deficiencias y trastornos fisiológicas y condiciones psicológicas inadecuadas.
2). Trastornos físicos, dolor, aumento de peso, problemas cardiovasculares, fatiga, que disminuyen y alteran el deseo.
3). Problemas de erección que generan dudas y estress de rendimiento, desestabilizando el equilibrio de la pareja.
4). Una negativa mental, la nostalgia por el pasado, el temor de envejecimiento, el peso de las ideas preconcebidas, El pesimismo, la ansiedad, la depresión paralizante.
5). Problemas de pareja.
CAMBIO EN EL COMPORTAMIENTO SEXUAL DESPUÉS DE 60 AÑOS
Para adaptarse a los cambios del cuerpo y el estilo de vida, la pareja debe modificar gradualmente sus prácticas sexuales, adoptar con calma y sin prisa nuevas directrices, que les permita cruzar juntos, con serenidad, el transcurso del tiempo.
En sus primeros años de convivencia, el hombre suele ser el que lleva la iniciativa en la relación sexual. Poco a poco con la edad, el fuego pulsional pierde su intensidad e imperiosidad casi refleja y su sexualidad disminuirá lentamente. Esta evolución es generalmente compensada por la esposa o compañera, que, si las condiciones lo permiten, ella espontánea y tranquilamente tomara la iniciativa e implicara a su pareja en la actividad sexual.
Con la madurez, la fantasía erótica, que en parte son el motor de la libido masculina está menos presente. Sin embargo, el hombre sigue siendo sensible a la estimulación táctil. Con los estímulos y caricias de su pareja, existe la satisfacción de sentirse deseado, en una época en la que el temor de fracaso sexual, hace perder la confianza en sí mismo.
El interés sexual por lo general es mantenido en gran medida en la vejez. Si el deseo sigue intacto, la respuesta no siempre es obtenida. La disminución de la actividad sexual masculina, esta en gran medida relacionada con la calidad de las erecciones.
CONCLUSIÓN
Nuestro comportamiento contemporáneo occidental, a diferencia de muchas otras culturas, todavía no ha empatizado con la vejez. La vida humana es concebida como un aumento hasta un máximo y luego un continuo descenso antes de la caída final. Para retrasar la caída, se sugiere seguir siendo “siempre jóvenes”. Este deseo de una sociedad homogénea y sin edad conduce a la negación de la vejez y la concibe como necesariamente patológicas, dicho de otra forma “El viejo debe seguir siendo joven”.
Por otro lado no tema hablar del tema y tiene todo por ganar si busca ayuda. Poder hablar de la sexualidad en la madurez puede resultar difícil pero no existe ninguna razón para pensar que porque alguien es mayor no pueda utilizar los mismos servicios que la gente más joven.
El sexo no es algo anormal después de los sesenta años y para mucha gente no desaparece por el simple hecho de no cumplir una función procreadora. Ser una persona mayor no debe impedirle buscar y recibir la ayuda profesional que más le convenga.