“Para un buen matrimonio hay que enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona”. Mignon McLaughlin (1913-1983) Periodista estadounidense. La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer? Sigmund Freud (1856-1939) Médico austriaco. “Las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes”. Chavela Vargas (1919-?) Cantante mexicana.

En nuestra consulta es cada vez más frecuente que el “real “motivo de consulta sea la precocidad de la eyaculación. Puede el paciente concurrir sólo o con su pareja, puede comenzar con otras historias, pero al final llegamos al problema de la eyaculación. Cada vez es menor el temor al ridículo o la vergüenza al hablar de su problema, sin embargo puede estimarse que es mucho más frecuente la EP. que lo que se pregunta y las causales serían el “machismo” que no consideraría relevante el placer femenino, el temor a reconocer y a difundir su problema o la falta de presión de la pareja para que consulte al respecto, o incluso creen que no hay tratamiento.
En estos casos el médico se prepara a una consulta más larga de lo esperado, tanto por la abundante información por Internet que el paciente relata como por la falta de información sistematizada y clínica, tanto de él como de su pareja. Comienza reconociendo que, como todo hombre activo, no es indiferente a los estímulos visuales y sensoriales a los que nos somete nuestra civilización occidental. Permanentemente hay propaganda con contenido erótico, mujeres en calles y buses, titulares de los diarios, perfumes y olores, etc. que hacen pensar en sexo. Lo que debía ser un pensamiento estimulante y agradable para el paciente con EP, es desmoralizador, pues el ya conoce y sufre el rápido final de sus relaciones sexuales y el sólo pensar en sexo le produce angustia, rechazo y sufrimiento.
Lo clásico es preguntarle por la frecuencia de sus relaciones sexuales y la presencia de clímax en su pareja. Raramente se mantiene una alta frecuencia y más frecuentemente sus relaciones han bajado significativamente. Muchas veces ignora o evita saber, si su pareja tiene o no placer alguna vez. Básico es informarle la importancia de la fase de deseo y excitación y la calidad de las caricias dirigidas a las zonas eróticas de la mujer: boca, labios y lengua, mamas y pezones y zona del clítoris, haciendo referencia a vagina y labios vaginales como zonas menos sensibles y mencionando el periné y la zona anal como sensibles pero con restricciones.
Muchas veces el paciente reconoce que su pareja siente placer con el sexo oral pero, ella pide penetración y nuevo clímax, no quedando conforme si esto no se produce. Otras veces el paciente satisface a su pareja en una segunda relación, pero siempre sigue la insatisfacción de “no poder manejar la duración de su penetración y eyaculación” El paciente se siente perseguido por la profecía auto cumplida (no poder manejar su orgasmo) y lucha contra ella, mientras más lucha, más rápida es su eyaculación ya que transforma un acto de entrega y pasión en una verdadera guerra contra ella, con toda la adrenalina y angustia que esto representa.
Este mismo paciente cuando no está sufriendo en una relación sexual, es una persona alegre, con amigos, bueno para las fiestas y excelente pareja .
Guarda en su interior el pánico que siente cada vez que piensa en su próxima relación sexual, con llanto o enojo de su amada y con grave lesión de su autoestima. Dentro de los objetivos fundamentales de la sexualidad sería el de” darse placer en pareja”, cada vez más independizada de la procreación y más cercana al erotismo y a la búsqueda del placer y la felicidad. Iniciamos un tratamiento con Inhibidores de la recaptación de serotonina, de tipo “antidepresivos”, ya sea a demanda o permanente dependiendo del caso: como ser paroxetina, fluoxetina, sertralina, en espera de la aprobación de la dapoxetina (Priligy) de acción rápida y uso discontinuo.
Acordamos, que cualquier momento es bueno para dar y tener placer y hacemos hincapié en los minutos que debe durar la fase de excitación y el tiempo necesarios para producir la lubricación y excitación de la pareja, le explicamos que es en esta fase donde podemos llegar al clítoris con caricias o directamente con sexo oral en pos de obtener placer e incluso el clímax de la pareja. En las asociaciones de EP a disfunción eréctil, un tratamiento con sildenafil, valdenafil, o tadalafil, permitirían incluso una segunda o tercera relación, que de poder ser realizadas, siempre son más prolongadas… Si nuestro paciente logra que su pareja culmine su relación con uno o más clímax, “sean en los momentos que sean”, partiríamos de una buena base para el éxito de la terapia. Posteriormente, una vez que el medicamento ha iniciado su efecto, aumentando la capacidad de control excitatorio le indicamos una nueva fase de su tratamiento: por ejemplo, la técnicas cognitivo-conductuales, estos al presentir y controlar el aura eyaculatoria, deberían prolongar el tiempo pre-eyaculatorio.
Reiteramos los aspectos físicos y biológicos del paciente, su angustia de rendimiento, el estrés, enfermedades no tratadas y a nivel local en el pene, su frenillo corto o su prepucio redundante y el consecuente aumento de la sensibilidad extrema de piel y mucosa (prepucio), requiriendo en algunos casos la necesidad de practicarle una circuncisión con desensibilización del glande mediante la intervención sobre la inervación dorsal (neurotomía selectiva). Incluso varios pacientes comprenden la importancia de disminuir la sensibilidad y recurren a anestésicos locales o ingestión de bebidas alcohólicas en forma esporádica. De gran importancia es la colaboración de la pareja en la recuperación de la autoestima y de la frecuencia de las relaciones sexuales. Sugerimos un apoyo y evaluación psicológica. Muchas veces la pareja requiere terapia para mejorar su equilibrio hormonal o para recuperar la afinidad y la confianza en su pareja.