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EL SEXO TÁNTRICO y EL CONTROL EYACULATORIO

“Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti”. Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino. “El hombre tiene el amor por ala, y el deseo por yugo”. Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

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La palabra Tantra procede del sánscrito cuyo significado es expansión y liberación. Es una forma de enseñanza budista e hindú que considera el sexo como una forma de expansión y exploración de la espiritualidad. En el shivaísmo la mujer encarna el poder, y el hombre la capacidad de maravillarse.

Contrario a la visión tradicional de los historiadores observamos cómo desde los celtas a los dravidianos del Valle del Indo, desde Egipto a Babilonia, los vestigios arqueológicos develan la existencia de deidades femeninas. En el sexo tantrico la integridad moral de la mujer no tiene mácula, concepción muy distante de la que considera a ésta como el origen del pecado, la tentación y la condena, según las tres religiones monoteístas más importantes, por otro lado algunas ramas del hinduismo y del budismo creen que la mujer es poderosa y vía de transmisión de las enseñanzas místicas más elevadas. La concepción del sexo tantrico no hace distinción entre lo puro y lo impuro, la belleza y la fealdad, el bien y el mal.

Al igual que en la concepción taoísta de Yin-yang los opuestos se complementan para configurar el proceso de lo divino. En el tantra se utilizan todos y cada uno de los cinco sentidos hasta el límite, siendo bueno todo aquello que te produzca placer a ti y a tu pareja. . Estos valores presentes en el tantrismo, constituyen patrones de relación diferentes que tienden a la armonía; la espontaneidad y sinceridad, la filiación y la sinergia.

En estas concepciones la divinidad está en el ser humano, no más allá de éste, y se manifiesta a través de su modo de vivir. El tantra es la filosofía de la plenitud y la unidad en la que se sugiere al hombre explorar su lado femenino y a la mujer sus cualidades masculinas’, se recomienda a los dos componentes de la pareja mantenerse físicamente en forma y sanos, y meditar juntos. De la misma forma en los manuales chinos de la antigüedad la mujer es representada como guardiana de los arcanos sexuales y de la suprema fuente 55 de la esencia y la energía vitales. La mujer desempeña un papel de iniciadora y maestra de la sexualidad, considerándosela poseedora de las reservas de poder o te.

La cultura occidental orientada hacia los logros, el orgasmo está considerado como el objetivo del sexo, especialmente en el caso de los hombres. En el tantra, la satisfacción femenina y el orgasmo son muy importantes, pero el orgasmo masculino debe demorarse para prolongar la dicha. En una relación sexual común y corriente, el final del acto es el clímax, el orgasmo. Pero sin llegar al orgasmo, la pareja puede tomarse más tiempo y explorar otras partes de sus cuerpos. En el tantra no hay un fin, sino un “aquí y ahora”, que te permite centrarte en el momento en que vives. En el tantra, el sexo ocupa un lugar destacado, tiene una connotación sagrada y se desarrollan prácticas y ejercicios para potenciar la energía sexual en el individuo y en la pareja. “El hombre tiene siete centros, y cuando los centros de una mujer están en sintonía con los de un hombre, sienten una unión absoluta, son una unidad”.

Hay que recordar siempre, con algún recurso mnemotécnico si se desea, los pasos y momentos del control:

  • 1 -Relax
  • 2 -Conciencia
  • 3 -Medición
  • 4 -Propio Ritmo
  • 5 -Circulación de la Energía
  • 6 -Montar la Ola 1)

Relax: Esta es la base de la técnica, a partir de esta se construye toda la habilidad de controlar el momento de la eyaculación y la capacidad de tener orgasmos internos. Con rélax nos referimos a tener el poder de encontrar la calma y el relax en el momento de mayor excitación. Hacer el amor en forma tántrica suele ser algo tranquilo, lento, que lleva un tiempo, donde cada parte de la pareja debe tomarse su tiempo para realizar el acto (el hecho de ir más lento hace que estemos más relajados y podemos manejar nuestras emociones con mayor facilidad).

Conciencia: Estar relajados nos permite abrirnos, aumentar nuestro grado de conciencia, elevar nuestros sentidos, abrir la mente al universo y enfocarla en todo lo que en él ocurre. especialmente, enfocar nuestra mente y nuestra conciencia, en el momento de placer por el que estamos atravesando. Si podemos apreciar lo 56 bien que nos sentimos y lo placentero que es lo que estamos haciendo, más posibilidades hay de que podamos bajar el ritmo, relajarnos e ir más despacio.

Medición: El siguiente paso, una vez que hemos logrado estar abiertos y con todos nuestros sentidos alerta y aumentados en sus capacidades, es monitorear y medir nuestro nivel de excitación. Sí, como hemos logrado estar en armonía con nuestros sentidos y sensaciones, ahora deberíamos ser capaces de mantener un estricto control sobre nuestra excitación (control entendido como la capacidad de hacer un seguimiento, para saber dónde se encuentra nuestro nivel de excitación). Una vez que sabemos donde estamos parados con respecto a nuestra excitación, podemos pasar al otro tipo de “control”, aquel que nos da la posibilidad de dirigir y controlar nuestra excitación, de reducirla y aumentarla, de modificarla para aumentar el disfrute, tanto nuestro como el de nuestra pareja.

Las cosas que nos excitan y que nos hacen perder la excitación no son siempre las mismas, cambian con el tiempo e incluso pueden cambiar con nuestro estado de ánimo o con nuestro humor, por lo cual pueden ser diferentes de un día para el otro. Y no son siempre obvias. La idea de este paso es conocernos a nosotros mismos, ser capaces de leernos y saber exactamente dónde estamos, para poder ejercer un control y modificar la excitación de la forma en que lo deseemos. A medida que practiquemos, seremos capaces de ejercer más y más control sobre esta medición, hasta dominarla casi completamente.

Ritmo: Cuando hablamos de propio ritmo, nos referimos a ser capaces de dominar la forma en que nos movemos, el “ritmo” que llevamos durante el acto sexual, para reducir su velocidad. Si nos concentramos en el momento, en las sensaciones que estamos sintiendo durante el acto sexual, no en llegar al orgasmo o a la eyaculación, lo más seguro es que mantendremos un ritmo más sosegado, menos veloz y violento, disfrutando el proceso más que el final. Siempre debemos recordar que cuando hacemos el amor nos orientaremos a conseguir un momento placentero, de conexión con nuestra pareja y con nosotros mismos. Debemos bajar la velocidad, tomarnos nuestro tiempo, no apurarnos, llevarlo con calma, disfrutar realmente de lo que estamos haciendo, dejando el final para el momento en que lo queramos o en que el proceso verdaderamente consideremos que este llegando a su fin.

Llevar el ritmo correcto es una parte vital en el control. La palabra clave en mantener el ritmo es “cima”. ¿A que nos referimos con “cima”? La cima seria un momento de gran excitación, el de mayor excitación, el cual una vez superado lleva al orgasmo. Para lograr mantener una aproximación adecuada a las “cimas”, lo que debemos hacer es ajustar los estímulos que nos llevan al momento de placer, de forma que podamos manejarlos y llegar cerca de la cima una y otra vez, sin superarla nunca, y volviendo a bajar en el momento en que estemos a punto de hacerlo. Con esto lograremos crear momentos de placer, subir y bajar en la escala, sin nunca eyacular realmente. Básicamente, para decirlo de una forma muy grafica, es caminar por una cuerda floja para recibir y dar tanto placer como sea posible de la situación y absorberlo, sin nunca pasarnos tanto que se produzca la eyaculación. Nunca debemos superar la “cima”, porque esto significa llegar demasiado lejos en la cantidad de placer que podemos recibir, y por lo tanto se producirá un orgasmo con eyaculación, justamente lo que estábamos tratando de controlar.

Circulación de Energía: circular la energía a través del organismo, requiere alejarla de los genitales y del miembro masculino en los momentos apropiados, desplazando las sensaciones y controlando el grado de excitación. La idea es, en vez de simplemente apuntar a conseguir un orgasmo tan grande como sea posible, tan rápidamente como sea posible, manejar la energía, para poder repartirla por todo nuestro cuerpo, permitiendo que todo nuestro organismo se eleve a niveles más y más altos de placer con cada orgasmo interno que tengamos. Además, como la energía no se desperdicia siendo lanzada del organismo en la violenta forma que es la eyaculación, sino que se la pone en movimiento en forma interna una y otra vez, siempre dentro nuestro, la resistencia que podamos tener durante el acto sexual aumenta a niveles casi infinitos. Por esto es que esta parte es de una importancia vital. Cuanto más excitación se vaya construyendo, más energía deberíamos ser capaces de redirigir hacia las otras regiones de nuestro cuerpo para su reutilización. Las sensaciones que este proceso trae acarreadas son, como mínimo, de un nivel de placer mucho mayor que el orgasmo normal.

Montando la Ola: A este proceso que hemos estado describiendo de aumento del placer a través de los múltiples orgasmos internos se lo llama montar la ola y es el último paso a explicar aquí y, por supuesto, el más importante y la técnica más importante que podemos explicar. Montar la ola es una explicación perfecta de cómo vamos progresando en la escala de obtención de placer, aumentándolo constantemente a través de las subidas y bajadas, dejándonos llevar por este proceso. Este aumento escalonado del placer no es experimentado, por aquellos que llegan velozmente a la eyaculación. Ellos nunca desarrollan su habilidad para absorber más y más placer, por recibir cada vez más placer antes de terminar. Pero cuando uno lo logra, las sensaciones de la ola son de un éxtasis total, que no puede ser comparado de ninguna forma con el orgasmo común que todos experimentamos.

Esta serie de pasos y momentos en la técnica son una explicación simplificada pero correcta y completa de cómo se produce este proceso en escala de creación de energía sexual y placer, de la forma en que éste aumenta como si de una rampa se tratase.

Práctica: La práctica es imprescindible, requiere ciertas características generales básicas, como una cierta frecuencia funcional 3 a 4 veces por semana mínimo, tiempo para efectuar las tareas y ejercicios de preferencia una pareja cooperadora. No hay mejor forma de conocer que a través de la propia experiencia (el que en este caso la practica pueda llegar a ser algo tan placentero, para el individuo como para su pareja). La práctica es necesaria, como en todo ejercicio relacionado con el Tantra, para poder cambiar nuestros patrones de energía, nuestros hábitos y, principalmente, nuestra mentalidad con respecto a los fenómenos.

El Tantra es no sólo una forma de conseguir placer, una filosofía que ve el sexo y el placer como un medio de celebración, sino una forma de hacer el amor totalmente distinta a la que es habitual en las sociedades occidentales, mucho más amplia y espiritual, mucho más cercana a la meditación que a un simple acto animal guiado por los instintos y nada más. Como la mayor parte de los ejercicios relacionados con el Tantra, éste tiene como base la respiración sexual (respiración pausada, rítmica, relajada y con un patrón determinado). Esta respiración debe realizarse desde el fondo del abdomen, con toda la capacidad de toma de aire siendo utilizada, y con una exhalación muy lenta y tranquila, siempre en una calma total y con todos los músculos del cuerpo tan relajados como sea posible.

En este caso en particular, en el de este ejercicio, ésta respiración está acompañada de los sonidos y movimientos que normalmente realizamos durante el clímax del acto sexual, en el momento en que llegamos al orgasmo. Si logramos aprender esta respiración y hacer un análisis, entenderemos realmente porque la respiración es una parte tan importante y remarcada en la practica del sexo tantrico.